Ya lo aseguró Leonardo da Vinci hace más de 500 años: el pene y el clítoris están controlados por nuestro encéfalo. Esta parte del cerebro que rige la conducta erótica del ser humano, desde los impulsos primitivos hasta las sensaciones libidinosas más elaboradas.
Además, a diferencia del resto de los animales, los seres humanos tenemos otra zona del cerebro, el neocórtex, que otorga al erotismo humano una dimensión desconocida: la de placer, de generar ese vínculo tan especial con otro a la hora del sexo.
Tener la mente despejada, sin nervios ni preocupaciones es clave para llegar al orgasmo.
De hecho hay muchas mujeres que han declarado que llegaron al clímax solamente con su imaginación.
Hay que aprovechar los pensamientos. Ellos son el puntapié inicial para una buena excitación sexual. Luego, viene la etapa de la estimulación sexual, sea: visual, auditiva, olfativa y/o gustativa.
Las caricias despiertan más pensamientos sexuales, se ubican más hacia los genitales, senos, piernas, cadera con la intención de provocar una sensación de placer, buscando conseguir el placer propio y el de la pareja.Por eso, sí, el cerebro es el órgano sexual más poderoso.
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